7 – Dios siempre bendice a los que lloran
En el versículo 4 está escrito: “Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados”. (Mateo 5: 4)
Este tipo de llanto no se trata de llorar debido a un problema personal, como la pérdida de un trabajo o el final de una relación romántica, por ejemplo. Este grito mencionado por Jesús es uno que nace del arrepentimiento y la tristeza causada por el pecado. Pero no solo nuestro pecado, sino el pecado de nuestra familia, nuestros amigos, nuestro país … Es el dolor causado por las injusticias de este mundo y el sufrimiento de tantos hermanos y hermanas. Dios consuela y bendice a los que sufren de esta manera porque sabe que sus corazones son como los de Jesús, que sintió amor y compasión por los demás.
Entonces, si quieres ser bendecido, debes dejar de mirarte a ti mismo y a tus problemas y comenzar a preocuparte por quién está a tu lado; necesitas mirar a tu hermano y sufrir por ver que él está lejos de la presencia de Dios.
Pero, si no puede tener ese sentimiento, pídale a Dios que cambie su “corazón de piedra” y ponga en su lugar un “corazón de carne”, amoroso como el de Jesús.
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